Salimos a las 4 del sábado y pasamos por todos los climas en un rato, nos
comimos un asado en el medio de la estepa, dormimos al intemperie, madrugamos,
caminamos seis horas y después pedaleamos acompañados por el viento y la tierra
hasta llegar a Neuquén, esto podría ser todo, pero una actividad con el
estepAventura encierra unos cuantos matices que valen la pena tener en cuenta.
La idea de estas actividades no es fácilmente entendible y aun es muy difícil
de explicar, lo conversamos con cada uno de los participantes buscando
argumentos y la verdad es que esa charla enriquece cualquier actividad.
La idea de un duro recorrido, el frío para acampar y el estilo
expedicionario ponen a prueba la toma de decisión antes de involucrarse en algo
como esto, estar significa en general salir de la zona de confort, aun de
nuestros amigos deportistas con los que compartimos muchas cosas. Ir más allá
de los kilómetros que acostumbramos a recorrer, pasar los límites del terreno
conocido, exponernos a vernos agotados, todo esto y la idea de hacer un gran
esfuerzo físico sin un arco de llegada, sin cronógrafo, fuera del planteo de la
competencia, que de alguna manera justifica los esfuerzos en el ideario
colectivo pone en dudas si vale o no la pena gastar tiempo y plata para dedicar
un fin de semana a uns aventura.
Casualmente son estas mismas cosas las que convencen a los que participan,
quedando claro que es cuestión del lente con que se mira y del carácter de cada
uno.
Comenzar la actividad requiere bastante esfuerzo, hay que organizarse y
contar con medios para poder llevar esta idea al terreno, transporte, apoyos y
equipo son los medios materiales, no llegariamos a un precio accesible sin los sponsors y además sin el compromiso desinteresado de los
voluntarios que dan asistencia al grupo, no sería posible ni siquiera comenzar. Gabriel Castro y Héctor Florido fueron ese soporte que no solo preparó un asado
espectacular, parcharon bicis, acomodaron la carga del carro mil cuatro veces,
sino que estuvieron atentos a los detalles para que las cosas salgan bien.
Una actividad deportiva sin perdedores, un final al que costó llegar, cada
uno de los participantes merece un reconocimiento especial, enfrentamos un extenso recorrido en condiciones ambientales adversas y nadie se quejó, espiritu aventurero cien por cien, al llegar nos reunimos en OWE
para brindar, con una cerveza, porque otra hicimos una travesía memorable.
Muchas gracias a todos.